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1.3 Saber escuchar – La escucha activa. {#1-3-saber-escuchar-la-escucha-activa}

Saber escuchar y atender es una cualidad imprescindible de un asesor o coordinador.

Escuchar parece algo sencillo. Sin embargo prestar verdadera atención sin que medie juicio, interpretación o distorsión, constituye una experiencia que requiere un esfuerzo. Se puede hablar de cuatro niveles de escucha:

  • Oir: el nivel más superficial, en él sólo percibimos las ondas sonoras del mensaje pero hacemos caso omiso al contenido.
  • Escuchar a: el segundo nivel, aún insuficiente para ejercer como buen asesor, porque aunque en este nivel empiezas a atender al contenido del mensaje lo haces desde tu punto de vista, desde tu experiencia y no desde la visión del otro.
  • Escuchar para: el tercer nivel, cercano a una buena escucha pero sin llegar a conseguirlo, seguimos manteniendo un diálogo interno ante el mensaje del otro.
  • La escucha activa: el cuarto y último nivel, donde la persona analiza profundamente las palabras del interlocutor con un mínimo de juicio.

Para practicar una escucha activa de calidad, debemos tener el mínimo diálogo interno, rebajar

la tensión muscular y relajarse, para facilitar la atención a tu interlocutor y ampliar el campo de visión para que tu mente esté más abierta y receptiva.

Los objetivos de la escucha activa son fundamentalmente dos:

  • Asegurar al interlocutor que hemos recogido y entendido su mensaje y
  • Animar al interlocutor a emitir nuevos mensajes.

La escucha activa no es una capacidad innata para todo el mundo y necesita de aprendizaje y práctica continuada. Actualmente sabemos que a escuchar se aprende con la práctica. En la mayoría de textos sobre comunicación encontramos ejercicios para mejorar la comunicación. Una posible propuesta es la que se muestra en las siguientes tablas.


REGLAS DEL ARTE DE ESCUCHAR

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  1. Escuchar ideas, no datos.
  2. Evaluar el contenido, no la forma.
  3. Escuchar con optimismo.
  4. No saltar a las conclusiones.
  5. Tomar notas.
  6. El pensamiento va más rápido que el sonido.
  7. Mantener la mente abierta…

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Si queremos desarrollar de manera efectiva la escucha activa, debemos evitar las siguientes situaciones:
  • Llevar la contraria, aconsejar,** dar soluciones a todo**.

  • Desviar la conversación, cambiar de tema o de idea.

  • Pensar sólo en lo que vamos a decir, sin estar atento a las palabras de la otra persona.

  • Creernos capaces de anticipar lo que dirá el otro.

  • Soñar despierto y pensar en cualquier otra cosa que no venga al caso.

  • Interrumpir al otro cuando habla.

El error más habitual es querer hablar primero y expresar nuestro punto de vista a toda costa,de ahí que nos concentremos únicamente sobre la idea que queremos trasmitir, y no sobre lo que nos están diciendo. Esta forma de distraerse perjudica seriamente la comunicación. Para escuchar bien es importante olvidarse de nuestros problemas, deseos y objetivos personales y, por contra, mostrarse más dispuesto y atento hacia los demás.

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